Cuando la IA Engaña

No construí este juego para ganar dinero. Lo hice porque necesitaba entender por qué seguimos girando cuando sabemos que el resultado ya está escrito. A las 3 AM, en mi apartamento de Brooklyn, rodeado de tazas de café vacías y mockups parpadeantes, miré una tragaperras que decía ser justa… pero sentí una maldición tejida en código ancestral. La RNG no mentía. Solo no le importaba. Usé Unity y Node.js para simbolizar mitos chinos —Dragones de Jade, Pergaminos Celestiales— no por estética, sino como metáforas del control. Cada símbolo Wild fue un grito por autonomía. Cada Scatter? Una llamada que nadie respondió. Mi madre dijo: ‘Codeas como vives.’ Se fue cuando tenía doce años. Ahora mis algoritmos corren sobre su silencio. El RTP es 96%. Eso no es generosidad. Es matemática disfrazada. Vi a los jugadores perseguir jackpots como peregrinos persiguiendo fantasmas —creyendo que, si esperaban lo suficiente, el dragón aparecería. Pero nunca lo hizo. Lo llamaron ‘entretenimiento’. Yo lo llamé duelo disfrazado de bucles de retroalimentación. Dejé de jugar el martes pasado. Ahora escribo esto —no por clics ni donaciones— para que alguien más no llore solo a las 3 AM otra vez.